Stainless, tres artistas cubanos, inauguran su exhibición en los Studios de Key West; y al hacerlo, su obra será apreciada inevitablemente contra el trasfondo de cambios entre las relaciones de Cuba y los Estados Unidos que emanan de más de medio siglo distanciados el uno del otro.
Por una parte, el sexo. A diferencia del severo estado Soviético que uno imagina, Cuba continúa sorprendentemente dotada de sexo, casi desinhibida en comparación con otras culturas. Los límites incuestionables respecto a la libertad de expresión y de asamblea no son un obstáculo para Stainless – ni para la mayoría de sus colegas – desde su obsesión abierta sobre la política hasta la crítica del estado a través de los velos más transparentes. Al final, lo que realmente apreciamos claramente es que estos tres artistas están pasándola de maravilla, y no se arrepienten de nada.
Alejandro Piñeiro Bello, José Gabriel Capaz y Roberto Fabelo Hung han estado concibiendo juntos obras bajo el nombre de Stainless desde 2010, cuando se conocieron en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Alejandro en La Habana. Esta es su receta básica: mezcla una dosis de sexo con una de política (ok, tal vez una dosis extra de sexo) y adiciona una buena dosis de coraje y un poquito de provocación, y lo que obtienes es… ¡un pastel!
El pastel es el vínculo alquímico que lo une todo: sensual, revitalizado con azúcar, rebosado con merengue, y así de absurdo como de irresistible. Cake en español significa pastel, que también significa en el argot popular orgía. Espirales de “merengue” compuestos de resina infundida de color pueden representar de igual manera un desenfreno pornográfico o un modelo del “Capitolio”, la réplica absurda del edificio Capital americano. Estamos tentados a lamerlo, y también nos han ofrecido lenguas para hacerlo – 250 lenguas moldadas en resina rosada de goma de mascar utilizando lenguas de vacas como las que se compran en los mercados callejeros.
Stainless no muestra interés alguno en poner ni límite ni orden a su ambición e imaginación. Con un guiño de ojos y una sonrisa encantadora, sugieren una tercera opción: substituir los slogans y las hojas de cálculos corporativos desprovistos de significado con una sensualidad cruda, y los dólares y CUCs (la moneda convertible cubana), con azúcar como forma de pago.
¿Y por qué crear límites? Stainless está en la cima de una ola de interés actual en el arte cubano, destinado a aumentar a medida que se expone, que se abre camino. Desde aquí viajarán a la ciudad de Nueva York, donde se apoderarán por una noche entera de los carteles publicitarios de Times Square. Será delicioso.