Como cada año el evento Post-it quedó inaugurado en nuestro espacio citadino con el fin de promover lo más joven del arte contemporáneo nacional. En esta, su quinta edición, participaron un total de veinticinco artistas provenientes de San Alejandro y del ISA, en su gran mayoría (Daniel Díaz Madruga, Yoxi Velázquez Jorge Dáger, Yohy Suárez, Jassiel Palenzuela, Ramsés Ramírez George, Ranfis Suárez, Daimely Lorenzo, Miriannys Montes de Oca, Dayana Trigo, Osmara Alberteris, Alberto A. Rodríguez, Sheila Díaz Garcés, Marcel Molina, Yasiel Álvarez Borges, Danco Duportai, Flavia Fuentes, Frank David Valdés, Alfredo Sarabia, Carlos Aguilar, Osmel Herrera, Amanda Alonso, Evelyn Aguilar, Leonardo Luis Roque y Chuli Herrera). A su vez, la dirección estuvo a cargo del Fondo Cubano de Bienes Culturales, Collage Habana y la Galería Galiano, instituciones que han mostrado gran interés en defender nuevos creadores a lo largo de estos cinco años.
La frecuencia anual del evento ha permitido crear un vínculo entre artistas, instituciones, críticos y público que se refleja, sobre todo, en la concurrencia de espectadores en las salas expositivas. Es de destacar que Post-it ha conseguido una aceptación en el circuito artístico ya que cada año son más quienes conocen de su existencia y se interesan por asistir a las inauguraciones. Lo que nos da la medida de que un suceso como este es deseado a la par que agradecido tanto por los creadores como por el público que asiste con una mirada crítica. La coyuntura de un espacio donde confluyen ambas partes se convierte en idónea para examinar los avatares adoptados por el arte visual cubano en la actualidad. De ahí que reconocer las principales fallas o debilidades del evento per se y de las obras presentadas en esta ocasión, se convierta en una actividad casi imprescindible a la hora de trazar las estrategias para futuras ediciones.
Resulta de suma importancia recordar que estamos en presencia de un concurso para menores de 35 años con temática libre y en cualquier manifestación de las artes visuales. Esto conlleva a que el criterio de selección no parta de un concepto curatorial prediseñado por las instituciones, sino que se realice a partir de aquellas piezas que cumplan con las exigencias que el staff considere acordes a las políticas del evento. Dichas normas suponen un punto a favor para los artistas ya que cuentan con total libertad para presentar sus líneas discursivas sin necesidad de transformar sus estilos personales ni los soportes en los que suelen desarrollarse. En todo caso, la tarea más difícil estará a cargo quienes deben seleccionar las obras y darles una organicidad curatorial. Lo que hace cuestionarnos, entonces, el porqué de la reducción de artistas y piezas elegidas en esta edición con respecto a las pasadas; hecho que por demás constituye el principal motivo de concentrar todo el evento en la Galería Galiano cuando, quienes estamos acostumbrados a asistir, sabemos que suelen inaugurar tres o cuatro galerías consecutivamente.
Es menester realizar una reflexión (a nivel institucional) en torno a las causas que generaron esta particularidad en Post-it 5 ya que, tanto la reducción de piezas como de galerías, es una de las razones por la cual esta edición no cuenta con la total aceptación de su público habitual. Ahora bien, esto no quiere decir que las salas expositivas deban llenarse de obras a toda costa tan solo por el hecho de complacer a los espectadores. El deber de los especialistas radica, precisamente, en discernir entre las piezas que debido a su nivel estético-discursivo sean apropiadas para el evento y aquellas que no. Por lo tanto cabría preguntarnos si el motivo fundamental de la disminución de participantes se deba al descenso de la calidad de nuestros creadores. De ser así este hecho se convertiría en el principal nodo a abordar desde la crítica y la academia con el fin de encaminar a aquellos jóvenes que comienzan su carrera y que representan el arte visual contemporáneo de nuestro país.
En sentido general, Post-it 5 continúa cumpliendo su objetivo básico: exhibir nuevos artífices del panorama cubano. Es un evento esencial para proyectarlos y catapultarlos a escala nacional. Por lo que el rigor con que estos sean elegidos para cubrir las salas expositivas no ha de perderse bajo ningún concepto. Con vista a futuras ediciones sería provechoso exigir un poco más de los artistas a la hora de seleccionarlos, estos, a su vez, deberían replantarse la postura que adoptan ante un concurso de tal magnitud. Creadores, curadores, especialistas y críticos, a nosotros nos corresponde la tarea de elevar el nivel del arte joven. Seamos dignos continuadores de la tradición pictórica que nos precede.