El 10 de mayo pasado el Centro Hispanoamericano de Cultura, junto al Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), el Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno, el Museo Nacional de Bellas Artes, y la Fundación Los Carbonell, inauguraron la exposición La soledad de un autorretrato para conmemorar el 95 aniversario del natalicio de Servando Cabrera Moreno y dar apertura a las jornadas en saludo al Día Internacional contra la Homofobia en La Habana.
La muestra fue acompañada con la presentación de un vídeo documental sobre la vida de este representativo pintor cubano. Dicho material trataba, a partir de testimonios de amigos, coterráneos, alumnos, investigadores y críticos, las repercusiones que tuvo la discriminación sexual en la vida y obra de Servando. El Quinquenio Gris fue representado sin afeites o justificaciones, a través de parlamentos corajudos, atinados y muy espontáneos: fue ese el marco de circunstancias que recibió de primeras la propuesta pictórica de este artista. El precio de dar voz y poder a la incomprensión, de no combatir la ausencia de sensibilidad y madurez, y el miedo, se verifican en una vida y una obra innecesariamente lastimadas. La identidad o las preferencias sexuales de un individuo no determinan su calidad humana, y no pueden constituir elementos a tener en cuenta a la hora de justipreciarle. La vida íntima de un hombre no puede, bajo ningún concepto, ser usada como expresión de lo diferente. Ello solo concierne a la calidad de los sentimientos y al talento.
Hoy día se impone, para que nuestra sociedad avance de la manera más adecuada, la defensa propia y la ajena, en tributo a la dignidad plena por la que tantos cubanos se han sacrificado. Debemos dejar de dar cabida a conceptos como “el otro” desde nuestro ámbito cotidiano, practicar la igualdad, el desprejuicio, la honestidad y el respeto, porque lo pasado puede siempre volver a repetirse, quizás incluso de maneras más solapadas. Por eso se impone recordar y darle a conocer a los más jóvenes todo lo concerniente al pasado histórico. Nadie jamás puede volver a aplaudir actitudes aberrantes como las que sometieron a Servando Cabrera, a Antonia Eiriz, a Santiago Chago (Armada) o Heras León, por solo citar algunos ejemplos. El documental presentado, sin cortapisas, enfrenta a los duros años setenta y les impugna la pérdida de grandes figuras del arte y la literatura cubana y de un amplio conjunto de valores morales. Cierto es que no necesitamos llover sobre lo mojado, pero olvidar es pecar.
Después de presenciar este material, y ante la selección de obras dispuestas en la exhibición, uno no puede dejar de preguntarse cómo es posible que una obra tan poderosa fuera tan temida; que a una figura tan ingeniosa como Servando le fueran robado el ímpetu. Teníamos bajo nuestro abrigo a uno de los grandes maestros de la figuración latinoamericana. Estaba pintando en su casa, impartiendo clases a nuestros jóvenes, contribuyendo al desarrollo de esta sociedad que hoy tenemos. ¿Cómo fue posible que lo dejaran escapar?
Las obras presentadas en la exposición responden, en su mayoría, a esa zona dentro de su pintura que muchos han dado en denominar como erótica. En los últimos años ha sido presentada más de una muestra alrededor de este tema, pero la novedad de la que ahora analizamos radica en que toma en cuenta, dentro de la pintura de corte erótico, aquella que posee una clara connotación autorreferencial. Incluso, el título de esta exposición se basa en una serie de plumillas que Servando realizara en 1977 con un claro acento retrospectivo. Abundas las masas cromáticas en agitación; una línea potente, fibrosa; un cromatismo de a media luz, casi nocturno. Lo carnal es representado como ascenso de fuerzas telúricas, como estampida o terremoto. El amor, el sexo, la vida cotidiana, son batallas cuerpo a cuerpo libradas con el único fin de alcanzar la auto-conmiseración y la plenitud. No encuentro una metáfora más atinada para aludir al sensorium de aquellos años de re-fundación.
En la actualidad nadie puede temer a que lo erótico, incluso lo homo-erótico, sea epíteto de heroísmo; que ofrezca imaginario a la fuerza, al valor, a la dignidad y a la Revolución misma. Que ofrezca luz, belleza y verdad. Recuérdese que la sensibilidad y la tolerancia de un pueblo son expresiones de su madurez cultural.
Se me antojan unos versos que Silvio Rodríguez dedicara a otro pintor, para homenajear a Servando:
Y se fue entre seres alucinantes (…),
descargando gritos sobre las almas
mientras los beatos se persignaban,
y él no tuvo iglesias, pero algo de altares
el amor tuvo entre sus lienzos
y en la fantasía iba practicando
su viaje hacia el universo.
El pintor de las enredaderas de luz
escribió sus últimos signos con triste desesperación
Y dejó sus restos a los amigos
pidiéndole solo paredes para sostenerlos (…)
Osvaldo Lugo
22 junio, 2018
En verdad, ya hacia mucho tiempo que necesitabamos estas verdades, despues de haber vivido en un mundo lleno de mentiras y oscurantismo. Y digo esto porque yo fui su alumno, su amigo, su seguidor y su mas ferviente admirador. No solo le agradezco el aprendizaje del oficio, sino tambien una nueva vision de la vida, del amor y de las relaciones humanas.