Metáforas de las relaciones sociales

/ 1 noviembre, 2018

“El hombre no vive según piensa, sino que piensa según vive”

                                                                                                                                                Carlos Marx

Esta frase de Marx que tiene una leve cadencia musical, ha acompañado a mi generación desde los años juveniles, citarla en ocasiones, nos sitúa en algo sabido, pero olvidado con frecuencia.

La utopía como ideología social cuando se refrenda en un modelo social específico entra en contradicción con esa frase porque, aunque las ilusiones casi nunca nos abandonan, hay que ajustarlas al deber ser de las posibilidades.

¿Cómo se vincula la creación del artista Adrián Melis con lo expresado?

Al menos, hay un rasgo de perseverancia, pues desde sus primeras obras, algunas realizadas bajo el proyecto de la Cátedra de Arte de Conducta, el tema recurrente ha sido leer el tejido social partiendo de las relaciones que se establecen sobre todo alrededor del proceso productivo.

Actualmente, es uno de los artistas cubanos que mejor ha sabido articular su poética y su metodología a la realidad social con la que ha interactuado, sea esta europea o cubana, generando un discurso que se basa en la investigación social y la inserción en el contexto social, ofreciendo como resultado obras en las que lo real se convierte en metáfora.

Su más reciente exposición personal se presentó en El Apartamento, bajo el atractivo título de La tierra de la abundancia, contando en este caso con la asistencia curatorial de Tamara Díaz Bringas. Las siete piezas que la componen, entre videos e instalaciones, son variaciones de la realidad vuelta sobre sí misma. Un aparente título bíblico, que suele anunciar bienestar, cuando en realidad muestra una serie de obras que narran todo lo contrario.

Es notorio en este caso, el recorrido inteligente que se realiza por su producción, al seleccionarse algunas de las piezas del artista que ya son emblemáticas dentro de la joven creación cubana. Así sucede, por ejemplo, con el video Vigilia (2005) Su trama trata acerca de “…la compra clandestina de tablones de madera a los vigilantes nocturnos de unas carpinterías estatales, con los que el artista construye una caseta que le servirá al propio vigilante para cobijarse en sus horas de trabajo…”.[1] Sobre el propósito de la obra nos comenta: “La posta estará situada en una zona favorable para el control de la actividad, de naturaleza similar al gesto que la creó, pudiendo ser empleada por el custodio”.[2]

“…En el video que recoge todo el proceso, aparecen imágenes de la carpintería, momentos en los que se tramitaba la compra, cómo se transportaban los tablones y a Melis construyendo la caseta. Cubrir las necesidades de una demanda social es el sentido aparente de la obra, pero este acto es solo una justificación para evidenciar las irregularidades laborales que la propia existencia social provoca”. [3]

En esta pieza se aúnan distintas formas creativas, como son su transcurrir como proceso, la inserción en el tejido social y el tipo particular de relación que activa, logrando que esa utilidad se transforme en el sentido estético de la obra.

Siguiendo esta dirección, vale mencionar la obra que da nombre a la muestra, inspirada en un suceso vinculado con la producción agropecuaria. Esta se concibe por medio de doce dibujos que siguen la estética de la forma de los niños de pintar y un set de materiales cuyo destino es la construcción de un almacén que cobijará productos agrícolas. A través de esos dibujos conoceremos sobre la forma de su construcción y el objetivo inusual de su funcionamiento, cuyo objetivo no consiste en proteger los productos agrícolas, sino en destruirlos.

Invertir los roles de sujetos y sucesos sociales es una regularidad de su poética, que insiste en convertir lo improductivo en productivo, o viceversa, a través de una estética que arma la obra transformando los efectos en causas, hurgando en intersticios sociales, espacios que subsisten entre instituciones, hábitos, costumbres, clases y sectores sociales.

La instalación Plan de producción de sueños para las empresas estatales en Cuba (2010-2012) recoge narraciones de sueños tenidos por trabajadores durante sus horas laborables. “…En contraste con la actividad laboral incumplida, los sueños se convierten en una producción psíquica, un tiempo activo al servicio de otro empleador, el propio artista – aunque se trate aquí de una colaboración no remunerada. Los relatos escritos de los sueños están expuestos en cajas de madera que materializan un producto acabado, preparado para una supuesta comercialización…”. [4]

Este singular acercamiento a procesos productivos, también se halla en la obra en video Elaboración de cuarenta piezas rectangulares para la construcción de un piso (2008). La cámara recoge el espacio de la fábrica paralizada por la falta de materia prima, mientras se oyen en off, las voces de los obreros imitando los sonidos que las maquinarias producen cuando funcionan, junto a las expresiones sociales surgidas en medio del proceso laboral.

A su vez, en relación con las obras nuevas quisiera detenerme en la instalación El explote. Departamento de estadísticas, teniendo en cuenta la actualidad de su tema y la ingeniosa estructura formal que conjuga recursos propios de las investigaciones sociales, como son la estadística y la contabilidad, en función de una investigación inédita en nuestro medio.

Para su realización Melis formó dos equipos, uno integrado por los que hacen las pesquisas y otros que procesan los resultados de ellas. Su labor consistía en crear un archivo que recogía información de los negocios que han sido intervenidos y cerrados por el estado.

Los “rastreadores” fueron recopilando la información que se presenta en forma de fichas, en las que se pueden leer los nombres y la dirección de los negocios intervenidos, el motivo del cierre y los nombres de los compiladores de la información y los que laboran en el archivo. El video que compone la pieza resume en seis secciones todo el proceso de organización, valoración de posibilidades para formar el archivo y las consecuencias de dicho trabajo, cuyo resultado será enfrentar riesgos similares a los vividos por los cuentapropistas, como dueños de diferentes negocios.

Aunque estas últimas son relacionales, es el tipo de relación que establecen lo que se destaca en ellas, el proceso mismo por el que transcurren, la indagación y el estudio del tejido social, la manera de articular estos componentes puestos en función de hacer emerger las causas desde sus efectos. Melis desviste los mecanismos sociales para que seamos capaces de apreciar cómo se comportan cuando son activados.

Puede tratarse de la caseta construida a un vigilante, los obreros representando un proceso de producción, la productividad de sueño, o la creación de un archivo, en apariencia, inofensivo. Son gestos que alteran la cadena ordinaria de los conceptos, el orden aparente de lo social.

Sus obras conmueven no tanto por su apariencia estética, aunque esta es cuidadosa y forma parte de los resultados, conmueven, sobre todo, cuando meditamos acerca de lo que están haciendo emerger, en ocasiones con humor, aunque en su conjunto, son narraciones duras de la vida diaria, una bofetada que hace despertar al más ingenuo receptor.

[1] Melis, Adrián. Palabras de presentación de la obra En: Espinosa Magaly, Arte de conducta: proyecto pedagógico desde lo artístico. Isaac, Andrés “Nosotros los más infieles. Narraciones críticas sobre el arte cubano (1993-2005)” Compilador y editor. CENDEAC. Murcia. España. 2006-2007. Pp. 924.

[2 y 3] Op cit.

[4] Statement del artista.

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