Mirar una exposición desde lejos –geográficamente hablando- nunca es tarea fácil. Más si sobre ella ha quedado estampado, tal vez con demasiada premura, el calificativo de pionera. Sin embargo, no por ello habría que cejar en el intento de problematizar o visibilizar sobre su propuesta.
En ese sentido, la muestra colectiva ARTXIOMAS, curada por la historiadora del arte Gabriela García Azcuy, propone un verdadero reto. Y no solo por esta consabida distancia que ha sido referida; sino por la misma estructura que le es inherente. Se trata de un proyecto que quedó oficialmente inaugurado el pasado 9 de junio en el Museo de Arte de las Américas (Art Museum of Americas/AMA), Washington DC. Hasta aquí no hay ningún extrañamiento. Este solo aparece cuando se aclara que se trata de la segunda edición de una idea que originalmente se materializó en un espacio diferente. Apenas unos meses atrás, menos de un año, en Miami (o la Cuba de la Florida), bajo el mismo título quedaba presentada al público en el Centro Cultural Español, con una nómina apenas más reducida. Pareciera tratarse, de una tendencia reciente en el mundo curatorial.
Lo cierto es que sería válido apuntar en primera instancia sobre su carácter itinerante y la capacidad de crecimiento y diversificación que le ha sido vital. Motivo que de hecho, su propia gestora, le atribuye a “los nuevos paradigmas y modos de hacer de esa generación”[1], que reside y trabaja justamente en la Isla y no fuera de ella. Si llegará a Cuba alguna vez o se presentará en otras ciudades extranjeras; eso no lo sabemos. Su leitmotiv es justamente el de visibilizar los “nuevos derroteros” que acompañan al movimiento plástico actual. “Son indiscutiblemente artistas cubanos, pero pertenecen a la era de la globalización cultural. No deben analizarse como un arte de lo local, separado de los escenarios y modos internacionales”[2]. Interés para nada desestimable, al contrario. Pero cuidado aquí, advertir para proyecciones futuras sobre las incidencias que factores externos –ajenos a la praxis artística- puedan dejar; el peligro de caer justamente en lo que más evitamos ser; o simplemente el hecho de hacerlo desde fuera del universo que en primera instancia los engendró
ARTXIOMAS es, entonces, una exposición que se pretende tan ambiciosa como necesaria. Por un lado insiste sobre el posicionamiento de una hornada de jóvenes artistas, “creadores sobre los treinta años de edad que poseen un nivel de autonomía remarcable”[3] tanto en el plano artístico como de gestión comercial. Ello implicaría justamente no ya el reconocimiento, sino la legitimación, la existencia real de una nueva generación que define el arte cubano contemporáneo que reside en la Isla, pero, además, en encontrar curatorialmente esos valores en común que los identifican justamente como una misma promoción. No menos propicio resulta el contexto socio-histórico actual en el que se inserta. A raíz de los nuevos diálogos establecidos entre las naciones de Cuba y los Estados Unidos, la muestra, pareciera convertir lo artístico en un puente entre las dos orillas.
Pero, ¿Es suficientemente representativa de los axiomas de toda esta generación “con nuevos paradigmas y modos de hacer”[4]? Me gustaría pensar que sí, y no solo por la amplia nómina de artistas y, en consecuencia, manifestaciones, tendencias, materiales, ideas… que han logrado ser incluidas. Sino también, y si se quiere lo más importante, porque con la selección su curadora, parece haber querido indicar que ha sido superada aquella condición tan de moda puesta en los noventa de la “maldita circunstancia del agua por todas partes…” al tiempo que mostrar la validez del arte cubano, ese que se renueva constantemente, y que ajeno a los fetichismos y estereotipos del mercado, se mantiene in continuo y que hoy, debido a iniciativas como estas, se pone a dialogar nueva y directamente, con las corrientes internacionales contemporáneas.
De esta suerte, y en un plano más inmediato, la exposición demuestra que una significativa parte de nuestras propuestas artísticas, por no ser totalizadores, goza de buena salud. Los discursos se han descentrado de los asideros propiamente localistas para tornarse más globales y/o autorreferenciales. El nuevo oficio de la plástica contemporánea les precede: ese que devenido de los nuevos medios, materiales y tecnologías, demanda de una ejecutoria diferente y un dominio de las más variadas técnicas. Todo ello amparado en una vocación multidisciplinaria que, dentro de sus campos particulares, les permite experimentar y renovarse, diversificarse en el espacio y adquirir matices instalativos. A manera de paréntesis, en esta nueva dinámica, también habría que reconocer el papel al que están llamados desempeñar los jóvenes curadores como unificadores de ideas y conceptos.
La amplia nómina convocada, así lo refrenda. A los 12 artistas de la primera edición, Adriana Arronte, Ariamna Contino, Adrián Fernández, Alex Hernández, Frank Mujica, Osmeivy Ortega, Jorge Otero, Mabel Poblet, Lisandra Ramírez, Adislen Reyes, Roger Toledo y Gustavo del Valle; se le sumaron esta vez Josuhe Pagliery y Grethell Rasúa y Harold García. Y con ellos, la expresión misma de la multidisciplinariedad: videoarte, fotografías, diseño, esculturas, grabado, pinturas, performances, instalaciones, en la mayoría nuevas propuestas- harto interesantes- que fueron pensadas y previstas para este espacio específicamente.
Ya sea con madejas de hilo cual estructuras penetrables de Mabel Poblet; el lirismo de las fibras de guano tejidas en las fotografías de Jorge Otero; la excepcional maestría del universo animal y vegetal que se proyectan más allá de los grabados de Osmeivy Ortega; las alusiones al imaginario histórico actual que desde sus prototipos de juguetes, convertidos ya en escultura, nos propone Lisandra Ramírez; los videos de animación de influencia manga de Josuehe Pagliery; los objetos utilitarios-cotidianos dispuestos por Adriana Arronte a lo largo de las paredes como trofeos de memorias; o las zapatillas bañadas en sangre de Grethell Rasúa…Encontramos en todas ellas, en la diversidad entonces de sus propuestas y formatos, la unidad de una generación movida por similares paradigmas estéticos, operatorios y técnicos. Pero, sobre todo, que muestran la apertura de Cuba en la era de la globalización.
Ahora mismo en Estados Unidos se expone casi de lo más notable de las propuestas estéticas de los jóvenes insulares. Y se realiza, además, por segunda vez. Para aquellos que como reza el argot popular, no creen que las segundas partes son buenas, ARTXIOMAS, nos recuerda una vez más que toda regla tiene su excepción. Al igual que la capacidad de mutar y adaptarse de los nuevos paradigmas estéticos de estos artistas, se prevé esta exposición. La curaduría cambia y se ajusta también a las exigencias artísticas. No podría ser, entonces, de otra manera.
[1] García Azcuy, Gabriela. Proyecto Curatorial Artxiomas.
[2] Ibídem
[3] Ibidem
[4] Ibídem