El hotel Sagamore se complace en anunciar un proyecto curatorial que lleva a una nueva frontera su larga tradición de relación con el arte: una significativa selección de arte cubano centrado en la producción de los artistas de los 80´s, “la Década Prodigiosa”, como la designó el crítico cubano Rufo Caballero. Los curadores de la exhibición La década prodigiosa: artistas cubanos de los 80’s, el Colectivo Aluna (Adriana Herrera y Willy Castellanos) y Sebastián Laboreau, asesor de arte del Sagamore, retomaron este término porque capta la atmósfera de un tiempo crucial en la historia del arte de la isla. La exhibición evoca las rupturas de esa generación, fundacionales para el surgimiento de un “Nuevo arte cubano” –que inspiró el título del conocido libro de Luis Camnitzer-, y a la vez muestra el vigor de la creación actual de un grupo clave de esos artistas, independientemente del lugar donde se encuentren.
El término la “Década prodigiosa” designó en efecto un período febril de rupturas estéticas que cuestionaban la relación con la institucionalidad, que interrogaban a su manera la función y posibilidades del arte en la sociedad, y que incluso socavaban las narrativas e iconografías del poder político. Los artistas de esa generación díscola recurrieron a estrategias conceptuales, a un retorno a expresiones de ritualidad de la cultura popular asumiendo lo biográfico y subjetivo y desafiando la normatividad oficial de la época, e incluso se lanzaron a acciones lúdicas e imaginativas de creación individual o colectiva que en ocasiones llegaron al desacato. Fue un tiempo romántico en tanto los artistas no tenían en su horizonte la idea del mercado, sino los miles de ojos que seguían los “atrevimientos” de esa generación que cambió la idea sobre el arte que la sociedad cubana necesitaba.
En 1992, once años después de que la teórica y crítica Lucy Lippard se retratara en La Habana con los miembros de la histórica exhibición Volumen I, que marcó el comienzo de esa década icónica, se realizó en El Museo de El Chopo de México, una exhibición también titulada La década prodigiosa. Resistiendo las presiones de la época, esa exhibición tuvo el acierto de incluir no sólo a quienes para entonces vivían ya en México –a donde era posible ir desde la isla y volver- sino también a algunos de los artistas cubanos que a su vez residían en los Estados Unidos.
La década prodigiosa: artistas cubanos de los 80’s en el Hotel Sagamore reúne una selección de obras de diversas épocas de estos artistas que no habían alcanzado la edad de la razón en 1959 o que nacieron apenas pocos años después, y que a través de múltiples modos de ruptura instauraron la contemporaneidad artística en Cuba. Por una parte, la exhibición evoca esa década en la que los artistas trastocaron las fronteras de lo hasta entonces permitido o prohibido en la isla. Pero por otra parte, se ocupa de mostrar la vigencia de su producción actual tanto en Miami como en La Habana, y en otras ciudades del continente o del mundo, a menudo empañada por la nostalgia de una época pasada.
Entre los artistas participantes se encuentran Gustavo Acosta, Alejandro Aguilera, Néstor Arenas, José Bedia, César Beltrán, Adriano Buergo, Consuelo Castañeda, Humberto Castro, Arturo Cuenca, Ana Albertina Delgado, Ángel Delgado, Ofill Echevarría, Tomás Esson, José Franco, José Manuel Fors, Carlos García, Flavio Garciandía, Florencio Gelabert, Juan Sí González, Quisqueya Henríquez, Equipo Hexágono (C. Castañeda, H. Castro, S. Elizondo, A. Garcia-Fayat, M. Moreira and Tonel) Rogelio “Gory” López Marín, Rafael López-Ramos, Alonso Mateo, Maldito Menéndez, Glexis Novoa, Marta María Pérez-Bravo, Gustavo Pérez Monzón, Ciro Quintana, Ricardo Rodríguez Brey, Carlos Rodríguez Cárdenas, Lázaro Saavedra, Tomás Sánchez, Leandro Soto, José Angel Toirac, Rubén Torres Llorca y Pedro Vizcaíno.
Todos fueron los protagonistas de ese arte nuevo, completamente ajeno a las reglas del mercado capitalista, pero creado al tiempo en una tensión –a veces extrema- con las reglas de la misma Revolución que no admitía “nada” afuera de ella. Hoy siguen creando obras que reafirman el valor de sus trayectorias. Y a menudo trabajan ignorando los ritos masivos de un consumo que privilegia el arte cubano contemporáneo sin conocer sus inicios, e incluso, en algunos casos, a espaldas del mismo exotismo con el que se ha revestido particularmente al arte producido en la isla. Esta selección de pioneros del arte contemporáneo cubano del lado de aquí y del lado de allá, permite re-visualizar –volver a ver, como por primera vez- el innegable valor de una generación de creadores que hicieron obras valiosas en el pasado y siguen creando un arte que obedece a sus propias reglas.