Cuando el arte contemporáneo enmudece por la carencia de expresiones y diálogos de eminente conmoción, emergen entonces exposiciones que se convierten en socorristas de la creación, desde la complejidad que supone la construcción escultórica.
Ocurre de esta manera con la muestra En la misma de cuerda, primer proyecto expositivo donde se unen el maestro José Villa Soberón (1950) y su alumno Gabriel Cisneros (1990) para exhibir sus proyectos independientes que han desarrollado en paralelo a su labor en conjunto. NG Art Gallery propone con esta muestra rebasar el concepto de discípulo y mentor y presentarnos a dos sólidos artistas cuyas diferentes poéticas los colocan a ambos extremos de una misma cuerda.
El primero, consagrado como uno de los más importantes escultores cubanos de fines del siglo XX e inicios del XXI, Premio Nacional de Artes Plásticas 2008; y el segundo, un joven con demostrado talento con el que se comprende un arte académico donde en la misma obra existe un matrimonio perfecto entre idea y forma, demostrando así que lo clásico y lo moderno pueden convivir juntos, siempre que el creador posea la destreza en las manos, el designio y la hondura de Gabriel Cisneros.
La exposición es la oportunidad para disfrutar de un diálogo acertado entre la abstracción geométrica de Villa, y la coherencia academicista, figurativa y conceptualista de Cisneros. A la misma vez que somos testigos de un aparente retorno a la génesis del arte, en tanto, la obra nace con Villa del lenguaje visual más contemporáneo a partir de las formas y con Cisneros se desprende hacia la figuración más “primitiva”, pero cargada de un profundo conceptualismo postmoderno.
Distanciados en criterios formales, los une a la misma cuerda la actitud romántica de priorizar los sentimientos, de despertar y comunicar emociones. Con cada creación han logrado producir un inconsciente, inmediato y sigiloso diálogo entre la obra y el espectador para dejarnos sentir que no ha muerto la sensibilidad humana.
Hasta la primera semana de febrero NG Art Gallery, sita en calle A No.655 entre 27 y 29, ofrece la conjugación más certera entre forma y contenido, entre abstracción y figuración, a través de este dúo que denota lo inevitable de evadir la misma cuerda.