El cuerpo desnudo crea su propia memoria a partir de subjetividades mediadas por una estructura de códigos, comportamientos, relaciones e inquietudes sociales que varían de acuerdo a la postura asumida por el modelo representado, por el artista y por el receptor en un contexto histórico-cultural determinado. En esta línea de desarrollo creativo destaca el fotógrafo cubano Leonel Fernández (La Habana, 1970), cuya producción se sustenta sobre una expresividad en constante evolución, distanciándose de toda redundancia estética y conceptual.
En su serie Pas de Trois (2002) se vislumbra tal dinamismo. El hecho de presentar grupos de tres cuerpos, provoca cierta incertidumbre en el espectador. Si recordamos la cultura medieval cristiana, el tres viene a ser el dígito perfecto dentro de tal ideología y considerado el número celestial ya que es el símbolo de la Trinidad. En la filosofía cristiana el tres está desprovisto de toda connotación sexual. Sin embargo, el artista ofrece una visión transgresora de connotaciones expresamente eróticas y sexuales. Sentir, experimentar y disfrutar de la sexualidad a partir de una trinidad masculina, atractivamente visual, rompe con todo patrón heterosexual de erotismo entre hombres y mujeres copulando. El fotógrafo aboga por un “sí” entre hombres con la misma intensidad sensual y erótica de los ya mencionados sexos opuestos. En ello incide también la alusión a la danza desde el título mismo, la cual emana del propio movimiento que simulan los cuerpos, por lo que es asumida para entablar una comunicación no verbal. El escarceo sexual no es más que una placentera danza donde se pierden los razonamientos y se llega al clímax de los sentimientos y las pasiones.
El cuerpo masculino desnudo es proyectado cual espejo para el intercambio de emociones, comportamientos, secretos. Es la presentación de un cuerpo expropiado de patrones individuales y metamorfoseados en un cuerpo colectivizado, o lo que podría catalogarse como cuerpo-plural. Tal denominación responde a la proyección anónima del cuerpo desnudo en las piezas. La despersonalización de lo corpóreo ofrece la posibilidad de identificación con cualquier espectador. De ahí el interés en reemplazar el rostro por encubrimientos parciales o su ausencia total para optar por una visión más sentenciadora y conscientemente insinuante del desnudo mostrando aristas que oscilan entre el homoerotismo y la tríada sexual. Los modelos surgen del fondo con sugestivas poses, ofreciendo sus cuerpos siempre en contacto. La homosexualidad, lo arquetípicamente considerado macho/masculino, el desnudo vacuo y las relaciones triádicas entre sujetos de un mismo sexo constituyen el gancho que atrapa al espectador desde una lectura primigenia.
El fotógrafo se vale del desnudo masculino para proyectar la consciente manipulación de lo corpóreo y lo fotográfico al unísono. El primero es tomado como canal para la transmisión de determinadas cuestiones. El segundo constituye el medio idóneo para el despliegue de la técnica tradicional y digital. Se produce un diálogo que posibilita la ulterior decodificación a partir de significaciones retórico-estéticas que emanan del cuerpo desnudo en la producción de Leonel Fernández, quien concibe la cartografía corporal desnuda, en su totalidad o segmentada, con rostro ausente o sugerido, con extremidades expuestas o no, como espacio y pretexto para perpetuar sus preocupaciones. La piel es un mapa de confesiones[1] a través de la cual puede expresarse una subversión de valores establecidos como herramientas cuestionadoras.
[1] Entrevista realizada a Leonel Fernández Delgado. Op. Cit.
Leo
8 octubre, 2018
Gracias Yenny Hernández Valdés por esta nota sobre mi serie fotográfica y gracias también a la revista [email protected] por esta publicación.