El proyecto Detrás del muro retorna en esta doce edición de la Bienal de La Habana. Para la ocasión, el malecón habanero vuelve a ser escogido como epicentro de las propuestas. La idea del muro, deviene en metáfora de múltiples referencias: el muro como plaza que distancia, protege, encierra, divide; el muro que transmuta su alcance físico y corpóreo, al plano del espíritu, lo emocional, a las pasiones contenidas en cada ser que habita a un lado u otro de la barrera -aquellos que viven en el eterno behind-.
Las obras tienen en sí la marca de los desbordamientos, lo irreverente, la apuesta a toda costa por la alternatividad, pues siempre hay quienes quedan inconformes por los límites y se lanzan, en busca de otros horizontes, más allá de la frontera establecida. El malecón se descubre como espacio de utopías, encuentros, bifurcaciones o rebotes (el muro a veces ofrece resistencia); se abre no solo como plaza artística (ahora ya desmitificada), sino también, como plataforma interactiva y de auto-reconocimiento por aquellos que albergan el sueño de nuevos imaginarios y otros paisajes personales. En este sentido, quisiera referirme a uno de los proyectos que conforman la lista de esta ambiciosa exposición, destaco la obra Opuestos de Kadir López (Cuba).
Dos arcos tensados, ambos face to face, uno en dirección al mar y otro desafiando a tierra firme (es difícil desprenderse de la cuestión migratoria), funden y atraviesan sus flechas.La línea dibujada, ahora inseparable e imposible de interrumpir hace alusión al reencuentro, al derrocamiento de las distancias y diferencias, pues lalejaníano solo se mide en espacio físico, sino mental, emocional, en cuanto a divergencias ideológicas, políticas, culturales, sexuales, humanas…
Los códigos formales empleados en la obrano se apoyan en recursos herméticos, de difícil comprensión. El arco como signo ya implica en sí referentes comunes einterpretaciones que aunque manidas, son de comprensión universal. Sin embargo, es en la simpleza de su visualidad, los juegos lineales como estructura y armazón,donde radica su fortaleza principal. Es en la sencillez, la economía de recursos, la síntesis lograda y la manera en la cual convierte un símbolo cosmopolita en un hecho sensible para quienes nos identificamos, donde se encierran las múltiples lecturas, nada leves. Opuestos nombre que sugiere la prexistencia de un elemento divisor, que impide la armonía, el arreglo, la posibilidad de un pacto; queda en esta obra abolido y limado en la unión súbita, en la fusión perfecta, quizás como resultado del amor (diría Subiela) o de la siempre necesaria tolerancia.
Dentro la propuesta curatorial, considero que esta obra se congenia muy bien con la idea central del proyecto. Para nuestro país, en el que por años y generaciones se ha crecido bajo el signo de la barrera, de la maldita circunstancia del agua por todas partes, del bloqueo y otros encierros, subvertir y atentar la idea del muro, del estar “detrás”, implica ya una salida.