Decálogo para el peso de la historia

/ 26 diciembre, 2014

Incorruptibles como los diez mandamientos ya no son estas 9 leyes, quizá porque el paso del tiempo demostró su fragilidad o porque la Historia suele ser un relato inestable en las manos de quien la escribe. Esta obra es una reescritura de la Historia sujeta a los cálculos de INk, software que determina el área, volumen y peso de la tinta contenida en cualquier documento (manuscrito o impreso).

Como parte de la serie El peso de la Historia, INk procesó en este caso la información textual correspondiente a nueve leyes emitidas por el Estado revolucionario cubano y publicadas en la Gaceta Oficial de la República de Cuba. Los cálculos establecieron las magnitudes finales para que Novo pintara nueve rectángulos negros con tinta de imprenta en la galería Villa Manuela. El conjunto de leyes seleccionadas establece una sucesión dialógica en la que se entrecruzan grandes reformas económicas y sociales de los primeros años de la revolución en curso con otras más recientes en el tiempo. Reynier Leyva Novo se limita a la selección de estas nueve leyes como la única y permisible mediación que demanda la obra, abierta para todos por su poder de reunir esencias más que complacientes formas reconocibles.

Cada pieza de esta exhibición es un hito insoslayable en una línea del tiempo trazada por la historia de Cuba en algo más de cincuenta años (1959-2014). Acontecimientos como la expropiación de bienes y empresas extranjeras (1959), la nacionalización de grandes propiedades de cubanos (1960), la despenalización del dólar (1993) y la ley migratoria (2012) han signado los destinos posibles de cada residente en la Isla. Así se contraponen, en el peculiar espacio de esta galería, la Ley de Nacionalización (13 de octubre de 1960) con la Ley de Inversión Extranjera (16 de abril de 2014), como las dos caras de una moneda en el anverso y reverso de un mismo muro. Si bien la disposición de cada una de las piezas de la muestra es cronológica, el diálogo subyace unas veces entre las pausas que generan los segmentos en blanco de la pared con los rectángulos negros, en otras, en la contraposición propia que privilegia la sala y, quizá lo hará también, en las que cada receptor quiera establecer por su experiencia como partícipe de las transformaciones del país.

La décima pieza de esta muestra altera la “pasible” intervención del artista. Concebida específicamente para Villa Manuela, la obra ocupa totalmente con el color negro la superficie de una habitación con 47m2 de leyes que nunca escribirá Novo. En este instante el espacio ofrece a todos el poder de decidir sobre el curso de la historia, aunque el artista renuncia en un mismo gesto nihilista de convocatoria y retirada a sus potencialidades como sujeto transgresor de esta para poner en duda definitivamente la legitimidad y fortaleza de las nueve leyes que anteceden a esta última. Sus insinuaciones nunca son apolíticas, más bien prefieren el enfrentamiento sutil que ofrece el disfraz de las ideas y las formas. En su búsqueda infinita de las esencias que definen la historia, como reza un proverbio chino: “la oscuridad se tragará la luz”, si los cálculos de este software permanecen fieles al tiempo.

 

Fotografía: Alain Cabrera

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