Galería Habana, en los meses de enero y febrero del presente año, acoge una muestra personal de Enrique Báster, un creador defensor de la pintura y de la corriente abstracta en el contexto del arte cubano. A mitad de camino, título de la exhibición, agrupa un conjunto de obras realizadas entre el 2015 y el 2017; de igual modo, nos habla de un artista que se encuentra en la mitad de un recorrido con un lenguaje y un estilo consolidado y diferente en nuestro panorama plástico.
Las obras en el espacio galerístico logran un diálogo íntimo con el espectador; cada pieza, en una primera lectura, nos parece que estamos frente a una producción bajo los preceptos de la abstracción, sin embargo, cuando se hace un análisis más detallado de lo que se está observando (existen elementos figurativos o guiños visuales de una figuración) se puede ver que Báster juega con nuestra percepción. La ambigüedad es un factor que le interesa mucho, es decir, en ocasiones frente a sus lienzos mixtos pienso en el arte concreto, el expresionismo abstracto, en un perfil paisajístico (en su tendencia más contemporánea) o en un arte de corte sensorial.
Nuestros sentidos son realmente importantes, Enrique Báster nos invita al tacto, al olfato, a mirar detenidamente cada detalle en la composición, a escuchar “metafóricamente” o “abstractamente” el ruido de las personas que transitan esos espacios utópicos que él representa en sus telas o cartulinas. Según sus propias palabras, sus intereses transitan por la presentación de escenas sumergidas en la geometría, en la descentración del paisaje social y en la fragmentación.
Construcción: Báster se nos presenta como un arquitecto, aquí se nos convierte en metáfora de la situación actual de la Isla y del contexto que le rodea. Hacinamiento, por ejemplo, refleja el caos y desorden de la urbe, El camino a casa deja entrever un plano de una vivienda rodeada de una composición barroca que dificulta nuestro camino hacia un objetivo o algo que deseamos. Son (auto)construcciones de nuestra sociedad y de los tiempos que corren en la actualidad.
La curaduría y museografía, en mi opinión, estuvo manejada para que el público pudiera conocer la evolución formal, conceptual y estética que ha tenido este artífice hasta la actualidad. No obstante, creo -y tal vez coincido con alguien más- los 18 bocetos que se encuentran al final de la galería (Códices para Báster) además de representar la idea o el ejercicio preliminar del creador, es un conjunto que debió iniciar la muestra. Estos, a nivel visual son más potentes, denotan más elaboración, las estructuras internas invitan a la reflexión y, a su vez, a querer conocer más sobre la producción de Báster. Pudo haber sido, este, el punto clímax de un comienzo (tal vez mi comienzo de exposición) y luego el despliegue del resto de obras.
Asimismo, las piezas De cuando armonizamos en el subsuelo y Veinte respuestas formales, pienso que no desempeñan un papel fundamental en la muestra. Enrique Báster es un maestro en la superposición y mezcla de diversos sistemas sígnicos y en la experimentación continua sobre superficies de un modo sorprendente, estas piezas no son ejemplos de todo su quehacer. Ese no es su camino.
A mitad de camino, en Galería Habana, es una exhibición que muestra un período del proceso creativo de Enrique Báster; cada lienzo representa diferentes momentos determinados en su producción. Báster es un pintor que sabe lo que quiere. Sus “abstractos-figuraciones” son un ejemplo fehaciente de la continuidad de esta corriente en nuestro país.