En busca del Mago de Oz… o de la ilusión perdida
Carlos Nicanor (Las Palmas de Gran Canaria, 1974)es un artista que siente pasión por la tridimensionalidad. Su estética, inconfundible en el universo visual español, es objeto novedoso para nuestro contexto. Es así que, Nicanor «luego de un tornado aterriza en una isla donde lo real se torna maravilloso» y logra ingresar a la extensa y excelente nómina de artífices que forman parte delambicioso proyecto Detrás del Muro: En el Medio de la Nada, exposición colateral de la duodécima Bienal de La Habana (24 de mayo-21 de junio/2015).
Contar con su presencia en Cuba y poder apreciar su obra, es una oportunidad única e inolvidable; de entre todas las piezas, contemplativas algunas e interactivas otras, el público nacional y extranjero quedó cautivado por un camino de adoquines amarillos realizados en madera que trazaba un recorrido desde el interior del parque Maceo hasta perderse en el muro del Malecón habanero. Seducidos, los espectadores, iniciaban un viaje «utópico» en busca del final del sendero, para aparentemente encontrar respuestas a sus preguntas y descubrir sus sueños e ilusiones. Todos nos convertimos en Dorothy, un personaje literario creado por L. Frank Baum y llevado al cine por Víctor Flemming en 1939. Dos puntos de partida tomados por el artista para la realización de la instalación Lemon Way (2015), en la que aspiramos y tenemos esperanza, igualmente, de hallar prosperidad, desarrollo, bienestar; sin embargo, «todo es una trampa, una ilusión óptica que se localiza bajo nuestros pies». Todos los caminos llegan a Roma, el de Nicanor, termina en el mar ubicado detrás del muro; un muro que desde su construcción hasta la actualidad es punto de referencia obligada en el imaginario urbanístico de la isla; un muro, que a su vez, se convierte desde el silencio en un espacio de encuentros y despedidas, alegrías y tristezas, donde grandes amistades puede nacer y morir.
El propio creador, fiel a su tradición escultórica y admirador de los maestros de la vanguardia europea Brancusi y Giacometti, concibió este sendero para que formara parte intrínseca de los espectadores, sin ellos la obra no cumple con su cometido. Asimismo, se ha afirmado que, Carlos es un escultor brossaniano, y es que sus instalaciones siempre se conciben para que dialogue con la cultura y el entorno en la que se va a insertar; es realmente un gesto ficticio que susurra sin necesidad de usar las palabras.Por ello, sin darnos cuenta estamos transitando por un espacio invisibleque existe entre el engaño y la realidad,donde se halla la magia poética en la producción toda de Carlos Nicanor.
Todos queremos saber quién es el Mago de Oz, él solo tiene nuestras respuestas. Camine por la calle amarilla del Malecón y tal vez, con imaginación y suerte, logre descubrir sus deseos más íntimos y necesarios para poder continuar trascendiendo en un mundo donde la luz y la oscuridad andan juntas, solo nosotros somos capaces de elegir quien nos acompaña.
Al final del camino encontré amistades inolvidables