Al margen de lo Real

o cómo intervenir una Galería

/ 8 agosto, 2016

Al parecer, el arte cubano emergente se vale de todo mecanismo para existir. La reinterpretación de tendencias pasadas o los intentos por descubrir un “nuevo” método, tal vez han propiciado esa aparente pluralidad expresiva. Todo apunta al interés por encontrar el estilo propio diferenciador, capaz de garantizar el ser dentro del mundo artístico. En esa búsqueda del sello personal se han generado lenguajes vivos, atrevidos tal vez, para quienes esperan un arte más convencional; pero es sabido desde hace ya algún tiempo que en el juego de hacer arte todo, sin excepción alguna, está permitido.

Desorden, confusión o un total caos pueden ser las impresiones ante la recién inaugurada exposición personal Amanecer de Pablo Rosendo. Galería Habana acoge, hasta el próximo 9 de septiembre, una muestra atípica donde la forma es protagonista. La habitual neutralidad del espacio es invadida por una explosión de color donde pisos, techos y paredes funcionan como un gran lienzo en 3D. Líneas en todas direcciones crean un camino vibrante y enérgico en contraposición con  el color negro colocado en el techo que intenta ser una sustancia. Grandes gotas quedan suspendidas sobre el espectador y otras se apresuran en descender por paredes; se crea con ello una percepción más reducida del espacio, una sensación de encogimiento que focaliza nuestra atención hacia otras zonas. El resto de la pared ha sido mantenida blanca pero invadida por figuras de extraña morfología. Ante tal escenografía de espíritu infantil; todo, incluido el espectador, se convierte en parte de la muestra. El mundo en esencia ficticio, construido se torna real y físicamente tangible para el espectador, lo cual intenta estimular el interés por continuar el recorrido.

Un aspecto sumergido en este ambiente psicodélico resultan las propias obras. Colocadas con total desenfado sobre el piso y apoyadas a la pared como rampas para patinar, parecen fragmentos pictóricos hallados por el camino fantástico propuesto por Rosendo. En su mayoría resultado de emplear plastilina para simular el material pictórico. En los cuadros propuestos el acrílico como soporte parece quedar estrecho y el material rebasa sus bordes entremezclándose coherentemente con el resto del espacio intervenido. La representación de formas no figurativas deja entrever una composición vibrante en aparente movimiento. La abstracción concebida bajo el uso de colores altamente contrastantes y la presencia de un mundo fantástico imposible en la realidad, hacen eco sobre formas pasadas de algunas vanguardias históricas. Ciertos rasgos del fauvismo, el expresionismo o el surrealismo se hallarán en Amanecer, pero también se encontrarán indicios de tendencias postmodernas como el neoexpresionismo o el simulacionismo.

Ante esta muestra la acción de interpretar puede resultar difícil, más bien se debe sentir ante la diversidad de estímulos visuales provocados por el horror vacui de colores y formas brillantes. La exposición en esta ocasión pareciera ser un pretexto para mostrar la experimentación formal. Aun así, se vislumbran varios mensajes subyacentes. La presencia de ciertos elementos, unos patines, una botella o las propias obras como rampas, sugieren algunas lecturas como la representación del estado de embriaguez, el mundo interior del artista o la proyección de la imaginación infantil. Cualquiera de estas u otras interpretaciones serán válidamente aceptadas ante una muestra que no pretende encasillarse en un tema específico.

Amanecer en todo caso resulta una nueva oportunidad, un resurgir, un nuevo comienzo, el interés por estar y ser, la presencia de luz y con ello de vida. El despliegue museográfico en tono lúdico junto una muy particular estética conforman un ambiente fuera de lo común. Estaremos con la obra de Rosendo ante un resurgir de un nuevo surrealismo, conformado tal vez, por un sentir fantástico junto a un simulacionismo pictórico. Vivir para ver el camino por el cual la obra de este joven artista encontrará voz propia y quizás un “nuevo” método, impulsado por la influencia de tendencias pasadas junto a las nuevas situaciones y estímulos contextuales del sentir contemporáneo. Por el momento tomemos nota de cómo, con una visión personal en consonancia con la obra a exhibir y atractiva para el espectador, se puede intervenir una galería.

Elizabeth Valdés

Elizabeth Valdés

(La Habana, 1992) Licenciada en Historia del Arte por la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana. En la actualidad se desempeña como especialista de la Fundación Ludwig de Cuba. Ha publicado artículos para los sitios de Art OnCuba Magazine y Circuito Líquido.

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Maria L

9 agosto, 2016

Consideró muy interesante el tema abordado muy buen artículo Felicitaciones.

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