(…) Desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos a finales del 2014, y en el contexto del entusiasmo y la curiosidad que ha despertado nuevamente la Isla, se han organizado muchas exposiciones internacionales de arte cubano que privilegian una visión panorámica, intergeneracional y multi-genérica sobre las prácticas artísticas que se desarrollan en Cuba.
Para esta ocasión consideramos, sin embargo, que podía resultar provechoso e interesante estimular una reflexión honesta entre un grupo de artistas cubanos a propósito de sus percepciones sobre los Estados Unidos de América. A fin de cuentas, los estadounidenses han construido y compartido su visión de lo que somos el resto de los habitantes del mundo, partiendo en muchas ocasiones del desconocimiento y de estereotipos excesivos. Y, en el caso de Cuba, luego del triunfo de la Revolución, la simplificación aumentó y se polarizó.
Pero El Yuma (AREA, Boston, 2016) no pretende ser una respuesta a esa aproximación, es solo un intento adicional para conversar. (…)
“Yuma” se le dice en Cuba a todo extranjero, pero los más “yumas” de todos, los verdaderos “yumas”, han sido siempre los estadounidenses. Y cuando alguien viaja de visita o para quedarse definitivamente a los Estados Unidos, también suele decir “me voy pal yuma”. (…)
Los artistas que integran la exposición nacieron en Cuba entre finales de los años sesenta e inicios de los noventa, la mayoría vive y trabaja en la Isla, pero todos han tenido la posibilidad de viajar, incluso a los Estados Unidos, por lo menos en una ocasión, y hay algunos que viven y trabajan entre La Habana y alguna otra ciudad del mundo, incluida Miami. Sus visiones, por tanto, no son excesivamente locales. Les pedimos que emitieran un juicio personal sobre los Estados Unidos, que podía moverse del estereotipo a la reflexión consistente y que podía resultar en una visión crítica o apologética. Asimismo, tampoco pusimos límites en materia de tópicos a tratar.
En la exhibición se incluyen obras que abordan el tema de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, como en los casos de Meira & Toirac, Alejandro González, Abel Barreto y Mari Claudia García. (…) Ernesto García Sánchez y Francisco Alejandro exploran la inmensa influencia que, desde lo eminentemente cultural, ha ejercido Estados Unidos en el desarrollo de las artes visuales y la música en Cuba. Angel Ricardo Ríos también dirigió su atención a los procesos de apropiación y asimilación de códigos e íconos de la cultura de masa norteamericana (…). En su caso, y dada la experiencia de vida prolongada en México, se refiere a la deconstrucción paradójica de grandes mitos de Disney, como Mickey y Minnie, a través de la producción artesanal de piñatas para cumpleaños. (…) Adriana Arronte, Michel Pou y Humberto Díaz exploran el sentido de dualidad profundo que se advierte casi como matriz motora de esta nación. (…)
La pieza que evidencia una crítica más directa al modo arrogante y hostil con que Estados Unidos ha establecido y ejercido su hegemonía en su relación con el mundo es la de Levi Orta, quien decidió que imprimiéramos el manual de interrogatorio Kubark, usado por la CIA en Latinoamérica desde 1963 y más recientemente en Afganistán, Iraq y Guantánamo, y que un asistente de la exposición lo “limpiara” simbólica y sistemáticamente. (…) En diálogo con esta, y como estableciendo un contrapeso poético en la comprensión de lo que son los Estados Unidos de América, tenemos la pieza escultórica de Sandra Pérez, quien decidió evocar un espejo donde podamos mirarnos, integrarnos todos, pero preservando, casi como una herida, el fragmento donde también reconocernos solos. (…) Sandra Ramos, por su parte, refleja en su obra la experiencia de dos años seguidos viviendo en los Estados Unidos, una sociedad cuya convergencia, complicidad, unidad, tiene que ver más con la energía frenética, la intensidad rival y la banalización del modo de vida que promueven los medios que con un sedimento político y cultural. (…)