(…) Osy Milian cada día me sorprende. Antes de iniciar un nuevo proyecto estudia e investiga. Sus preocupaciones son otras, su contexto ha cambiado; su cosmos anterior, legitimado en un panorama visual contemporáneo que se caracteriza por la pluralidad y la versatilidad, ha descubierto nuevas fronteras artísticas. Su obra pictórica, apreciable en exposiciones personales como Frágil (2010), Sin Retorno (2011) y Arte Cubano Joven (2012) posee un vocabulario distintivo, la originalidad de sus lienzos radica en el argumento que despliega (imaginario vinculado al universo adolescente) y en el modo en que logra resolverlo (desde una perspectiva infantil). Sus reflexiones giran, entonces, en torno a la representación de un grupo social del que ella forma parte. Sus personajes están resueltos a partir de los préstamos que realiza de la iconografía japonesa (anime y manga), del diseño y de creadores del pop cubano (Umberto Peña y Raúl Martínez) y nipón (Takashi Murakami y Yoshimoto Nara). Predomina, en sus telas, la planimetría cromática, un excelente dibujo, empleo de tonalidades estridentes, poder de síntesis y depuración formal, elementos de apoyo que comunican al espectador sus experiencias más íntimas y establecen diálogos con problemáticas como el sexo, las drogas, el consumismo, el aislamiento, la rebelión, etc.
En la actualidad está generando funciones simbólicas y universos ficticios que son esencialmente gestos que llevan implícito procesos abstractos. Osy ya no es la misma, el cordón umbilical que la ataba a la pintura –manifestación que defiende– se ha roto; una cisura que le permitió aunar otro sistema de saberes vinculado con la relación que existe entre la tradición pictórica, la tecnología y la ciencia. Su paradigma artístico se ha transformado.
Eridani (2015), exposición realizada en la galería Artis 718 del Fondo Cubano de Bienes Culturales, nos anuncia una nueva etapa en su trayectoria. En ella pudo apreciarse como a la artista le interesa compartir con el espectador parte de su historia, sus actividades más personales y sus conocimientos sobre la historia del arte. Asimismo, evade que su obra quede catalogada en algún movimiento o tendencia específica; se mueve por diversos lenguajes sin miedo, la rigidez le molesta. Sus planteamientos desde la pintura han logrado que su producción posea un sello particular e inconfundible, elementos que le posibilitan en estos momentos ampliar sus horizontes exploratorios. Para ello experimenta la estrategia del trabajo en grupo con Thriangle (Osy Milian & Alejandro R. Rosell), una plataforma visual creada en el 2014. Inmersa en este proceso multidisciplinario, la artista se propuso construir en el espacio galerístico un paisaje imaginario basado en la representación del límite y las posibilidades convencionales con el arte.
(…) Con un concepto otro para el panorama plástico nacional y como parte de su Tesis de Licenciatura del Instituto Superior de Arte (ISA), Osy Milian realiza en la Galería Servando la exposición id1428115017 (La Habana, abril, 2016). Aquí las investigaciones son diferentes, ahora le interesa reflexionar sobre aspectos como lo privado y lo público y su imbricación en la contemporaneidad. Asimismo, a través de cada una de las piezas aborda y explora sus ideas sobre la relación arte-vida y la pintura pensada sobre sí misma, que le posibilitan desnudar su naturaleza y su proceso creativo.
La exposición es puro gesto. Osy ha colocado las obras arbitrariamente, cada una es ubicada como fue concebida, en el suelo, sobre un mueble o caballete, puestas a secar frente a un ventilador. La curaduría, aparentemente desordenada e incoherente, establece un discurso muy cercano a las creaciones del artista japonés Parker Ito y se aproxima a los trabajos realizados por el Grupo Puré en los años ochenta. El espectador completa y le otorga significado a la mayoría de las piezas presentadas. (…)