Las becas de arte –en particular las vinculadas con las artes plásticas–, propician nuevas oportunidades a los artistas en cuanto a movilidad, financiamiento, logística…; constituyen un reconocimiento en el ámbito de los críticos, comisarios y galerías; y favorecen la diversidad cultural. Los creadores, al descubrir culturas totalmente diferentes a las propias, enriquecen su mundo interior y, por lo tanto, sus proyectos.
La Fundación Marcelino Botín, creada en 1964 para promover el desarrollo social, con sede en Santander, otorga cada año ocho Becas de Artes Plásticas y dos de Comisariado de Exposiciones y Gestión de Museos. Las Becas Internacionales de Artes Plásticas, en marcha desde 1994, tienen como objetivo la promoción de ambiciosos proyectos artísticos que incorporan el aprendizaje y la investigación.
Hasta la fecha, numerosos artistas han disfrutado de las Becas Internacionales de Artes Plásticas de la Fundación Botín, que funcionan como plataforma promocional al arte emergente y como apoyo a aquellos artistas consolidados que quieren desarrollar una investigación artística o de formación. La muestra colectiva Itinerarios y la edición de un catálogo con todas las obras producidas conforman la muestra principal de los proyectos seleccionados, que se exhiben una vez finalizado el período de aprovechamiento de la beca.
Durante estos años, varios cubanos han resultado ganadores de la beca: Liset Castillo (Camagüey, 1974), Wilfredo Prieto (Sancti Spíritus, 1978), Felipe Dulzaides (La Habana, 1965), Levi Orta (La Habana, 1984) y Armando Mariño (Santiago de Cuba, 1968).
Trayectos creativos marcados por residir en varios países, numerosos viajes y estancias en diversas ciudades del mundo, recalan en la institución santanderina en un regreso colectivo donde convergen preocupaciones comunes y reflejos compartidos, aunque las personalidades de cada artista mantengan su recorrido y terreno propios.
(…) En la más reciente edición de las becas, correspondiente a 2016, fue seleccionado Felipe Dulzaides, quien centra en La Habana su proyecto Deja tu tono después del mensaje. El paisaje de esta ciudad es ocasionalmente interrumpido por un sonido que llama la atención del artista, una especie de flauta que es nada más y nada menos que el sonido de los amoladores de tijeras. Una especie de música que es al mismo tiempo la vía para anunciar un servicio, y que para Dulzaides es como un llamado a la poesía. Su proyecto consistirá en una serie de intervenciones sonoras que se llevarán a cabo por toda la ciudad y para las que trabajará con estos amoladores, estableciendo una colaboración entre estos y músicos profesionales. El resultado final será una video- documentación; aunque el artista no excluye la posibilidad de que en el proceso de trabajo surjan obras en otros formatos. (…)