I
El arte cubano de los últimos decenios ha sido visto desde un prisma cualitativo (…). En este sentido, los artistas marcan con sus esfuerzos y obras una suerte de termómetro de los derroteros expresivos preponderantes. Pero ¿cómo deberían situarse las agrupaciones creativas en dicha periodización, sería pertinente abordarlas según la personalidad creativa de cada uno de sus miembros o convendría estudiarlas de acuerdo a su propuesta general? En cualquier caso, dichas asociaciones también han marcado pautas en la historiografía del arte cubano (…) Pero estudiar los grupos precisa actualizar la mirada y entender que su existencia en el actual panorama responde a nuevas necesidades y aspiraciones.
II
La orientación pedagógica ha revestido importancia en los colectivos de reciente aparición. Es sin dudas la Academia San Alejandro uno de los focos de irradiación de nuevos grupos que han tenido suertes más o menos azarosas. Entre los intentos por activar la creación dentro de la Academia se encuentran proyectos como Cascarilla, Zip y Nuevos Fieras. (…) Los tópicos de las piezas producidas por los Nuevos Fieras fueron tan variados como las obsesiones de cada artista, y estos se supeditaban a la atención al color como liberación, como ruptura con la tradición. El taller tuvo tres ediciones y su primera exposición fue durante la Décima Bienal de La Habana en el año 2009. La muestra homónima servía como manifiesto y gesto promocional (…). Finalmente el taller culminó en el año 2012 por diversas razones, la más lamentable fue la pérdida de interés y rigor de los estudiantes en el proyecto.
III
Otro de los perfiles que siguen los grupos es el promocional, enfatizando en la realización de obras que pretenden ser exquisitas en su presentación y articulando novedosas estrategias de marketing. Algunos de los conjuntos que destacan dentro de dicha tendencia son Stainless, The Merger, Serones, entre otros. Stainless ha logrado en pocas exhibiciones la atención del público y la crítica. Su irrupción en el mundo del arte aconteció en el 2011, cuando realizaron su primera exhibición en el Centro Hispanoamericano de Cultura, avalados por la curaduría de Píter Ortega, quien en su afán egocentrista de descubrimiento aseguró que aquella muestra y sus artífices pasarían a la historia del arte cubano equiparándose a los más destacados colectivos creativos. (…) Más allá de cualquier reflexión apasionada en torno a Stainless, cada presentación demuestra cuán triunfalistas y prematuros fueron los criterios de Píter Ortega en su intento de dotar al grupo de una genuina poética de orientación colectiva, con el peso suficiente para hacerse un lugar en el relato del arte cubano.
IV
Existe una suerte de espacio intermedio en el mapa de los colectivos artísticos donde se encuentran grupos interesados en lograr una recepción amplia, que sostienen su propuesta en rigurosas investigaciones y experimentaciones, mediante el contrapunto entre la alta y la baja cultura, entre lo cotidiano y lo elitista o entre lo fashion y lo marcadamente serio. El dúo jorge & larry, desde su formación en el año 2008, ha trabajado dichos tópicos desde el carácter intermitente de sus obras. Este binomio gusta de referenciar el arte cubano a través de la sátira, de la interrogación hacia el estatus de los artistas, de las galerías y de todos los órdenes modeladores de la “fauna cultural”. (…) jorge & larry rehúyen de cualquier regla estética o prohibición moral, se atisban en su labor el escritor que busca desintoxicarse de una tradición insuperable y al artista intentando quebrar los límites formales de la representación, o quizá suceda al revés. No existen roles definidos para desmontar los sistemas que rigen al arte comprimiendo sus posibilidades, aunque en ese afán corran el riesgo de quedar entrampados en los mismos submundos que condenan.
V
Encontramos también una variante alternativa que han seguido determinados grupos, encaminada a explorar temas ligados a lo grotesco y a lo escatológico, acercándose a cuestiones sociales desde una postura contestataria. Dichos conjuntos no operan usualmente en galerías conocidas. Por el contrario, sus centros de acción yacen en espacios independientes o Casas de Cultura, y se forman de acuerdo a intereses semejantes en cuanto a la identidad de su visualidad. El Colectivo F8,i perteneciente a la antes mencionada tendencia, se funda en enero de 2012 por iniciativa de Yanahara Mauri Villarreal y Yuri Obregón Batard. Los elementos que más les interesan son la premeditación y perfección de la puesta en escena, logrando imágenes con un alto contenido simbólico. El colectivo, a pesar de tener una nómina fija, también aglutina, promueve y divulga el trabajo de otros creadores que apuestan por una visualidad donde la escenografía y la teatralidad resultan fundamentales (…).
VI
Las jóvenes agrupaciones existentes en el panorama visual cubano cuentan actualmente con la difícil tarea de perfilar sus intenciones y ser consecuentes con los postulados de su formación y las preocupaciones que buscan representar. Los grupos son para muchos artistas el primer escalón en el camino para lograr seguridad y posicionamiento, que les permita luego seguir una carrera en solitario. No encontramos en dichos conjuntos las obras icónicas que se generaban décadas atrás y que aun hoy continúan siendo paradigmas de comparación. Tal vez el elemento más azaroso lo constituya la pugna de sus miembros para sobresalir individualmente por encima de la coralidad; en ese camino se revela la fragilidad de su unicidad, y se descubren el talento singular o las simulaciones.
iEl grupo estuvo integrado por Dany del Pino, Javier Bobadilla, Lourdes Bermúdez, Rodney Batista, Yangset Clemente, Yoanny Aldaya, Yomel Montejo, Yuri Obregón, Ariane Suárez y Yanahara Mauri, aunque en cada proyecto expositivo contaron con artistas invitados.