Divino y profano

/ 1 marzo, 2016

Cada época tiene sus lecturas, su manera de interpretar. Desde la perspectiva del siglo xxi, ¿cómo nos acercamos a la temática religiosa de perfil católico en al arte? (…) La historiografía cubana suele declarar que la pintura de perfil religioso durante la etapa de la conquista y colonización se diferenciaba de los centros de tierra firme pues en la Isla no hubo necesidad de catequizar, sino únicamente de “mantener la fe” (…) El siglo xix dará continuidad a la demanda religiosa a través, entre otros, de los directores de la Academia San Alejandro, cuyo caso tal vez más conocido es el de Juan B. Vermay. Si bien la Iglesia se constituye en una fuente de demanda de la temática desde el punto de vista expositivo, la tematización en cuestión se comenzó a presentar de manera indirecta en el denominado “Cambio de siglo”.i Hasta este punto, aunque no se constituyera en una temática regular, la pintura religiosa sí había atesorado un conjunto apreciable de obras. Esto, indudablemente, sirve como pórtico para llamar la atención de la crítica en los dinámicos años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, horizonte en el que también nacen numerosos ejemplos que se inscriben bajo esta corriente. Un análisis panorámico de los mismos comprobará la tendencia a la representación del hijo de Dios y la Virgen de la Caridad del Cobre, propensión que de manera no casual se extiende hasta nuestros días.

(…) Un artista a tener en cuenta es Lázaro Saavedra, a quien la Virgen de la Caridad del Cobre le vale para referirse al simulacro, concepto postmoderno al cual se acude en instancias diversas y para conjugar, incluso, acciones diferentes: la dicotomía entre pensamiento y discurso, la relación entre verdad y mentira. “Cachita” abandona el espacio sacro y Con la fuerza del ejemplo intenta contribuir a capear el temporal, en una representación que trasciende lo estrictamente religioso para situarse en el contexto de los noventa y del Periodo Especial, en un plano más terrenal y de sesgo político. (…) No será, sin embargo, tan polisémica la propuesta que en 2010 Meira Marrero y J. Ángel Toirac titulan Ave María. En esta pieza la relación entre imagen religiosa y ethos político se patenta a través de la inclusión, en lugar de una oración mariana, de una frase del Apóstol: “O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos (…) o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres, ni una sola gota de sangre de nuestros bravos.” Los autores, a través de la frase logran también revisitar el horizonte histórico precedente al triunfo revolucionario y, desde sus predios, lanzar inequívocas miradas al presente. La Virgen de la Caridad, la Patrona de Cuba, se ubica al centro de estos diálogos, como un nexo que permite el recorrido no solo por la historia patria, sino también por nuestra producción artística, a ratos deificada, a ratos… humanísima.

iCambio de Siglo es un término temporal –no artístico– que la museología cubana ha adoptado para designar un lapso, de 1894 a 1927, en el que coexisten variadas tendencias artísticas. (N. del E.)

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