Como un divino reptil…

/ 1 junio, 2018

La obra de Vicente Rodríguez Bonachea llegó a mi vida cuando era niña, por medio de ilustraciones (…) de un libro de la escritora cubana Ivette Vian. Mundos de lagartos voladores, estrellas con velos de novia, aves e insectos humanizados, elefantes que vivían en el interior de una flor. Universos mágicos, oníricos, simpáticos, aparentemente caóticos, pero extrañamente ordenados, espectaculares para dar riendas sueltas a la rica imaginación de un niño.

Luego descubrí su pintura en exposiciones y a través de amigos y familiares (…) Pero no fue hasta el año 2010 –lamentablemente muy tarde, pues Bonachea falleció en 2012– que tuve la dicha de conocerlo personalmente y trabajar con él en la realización de una muestra (…) en conjunto con sus dos grandes amigos, y también grandes artistas, Eduardo Abela y Ernesto Rancaño.

Siempre que lo vi, “Bona” tenía dibujada en su rostro una sonrisa, mezcla de humildad, esperanza y mucha seguridad. Dicen los que más lo conocieron que jamás estaba triste o malhumorado, incluso cuando la vida no le sonriera con igual constancia (…) “Bonachea viene de ‘Bondad’”, dice Abela con cariño, jugando con la posible etimología de su nombre. “Bonachea era Alegría”, expresa Rancaño con nostalgia.

Vicente R. Bonachea fue un artista excepcional, muy laborioso y completo, de esos que hoy ya no abundan y no poco se extrañan (…) Estudió en San Alejandro, y tras graduarse en 1976, comenzó a trabajar en el ICAIC, donde realizó numerosas escenografías entre ellas para Patakín (1985, Manuel Octavio Gómez). Su vocación creadora le hizo experimentar con todas las técnicas y manifestaciones que su espíritu inquieto le dictó, desde ilustraciones para libros hasta pinturas, dibujos, esculturas, diseño escenográfico, vitrales, cerámica, grabados, murales. Fue el autor de un universo iconográfico sui géneris, en el que personajes híbridos y un singular bestiario le otorgaron un sello distintivo en el arte cubano.

(…) El arte de Bonachea se asocia, por lo general, con adjetivos como “tierno”, “ensoñador”, “alegre”, “colorido”… Y no deja de ser cierto que gran parte de su creación se corresponde con estos calificativos, sobre todo si tenemos en cuenta su experiencia como ilustrador. Pero hay también un Bonachea oscuro, melancólico y triste, que no se conforma con la mera insinuación placentera, que “nos duele” e incomoda en gamas frías y títulos no tan confortantes. (…)

Con apenas 55 años de edad, Bonachea se despidió de nosotros; repentinamente, como un relámpago. Pero la realidad es que Bona no se fue aquella tarde (…) sino que se quedó atrapado en los universos de su propia creación (…).

Related Post

Publicidad

  • Editor in Chief / Publisher

  • Executive Director

  • Executive Managing Editor

  • Art Director

  • Editorial Director / Editor

  • Design & Layout

  • Translation and English copyediting

  • Spanish copyediting

  • Commercial director & Public Relations / Cuba

  • Web Editor

Publicidad

Boletín de Noticias Art OnCuba

* Este campo es obligatorio