Cada gesto, una forma del tiempo

/ 1 diciembre, 2018

Glenda León es una artista que –retando y subvirtiendo ciertas verdades aceptadas– propone formas de(l) tiempo. Aunque han transcurrido algunos años desde que enunciara que cada paso, sonido o flor son también representaciones temporales, y su obra haya derivado en otra suerte de preocupaciones estéticas y conceptuales desde entonces, todavía hoy podría afirmarse que esa noción atraviesa su práctica, definiéndola.

Su trabajo, que ha explorado disímiles lenguajes, pudiera resumirse como la concreción visual de abstracciones (…) y destaca por un carácter extrañamente sensorial que muchos han atribuido, ¿erróneamente?, a la defensa de un discurso de género. Quizás ello se deba parcialmente al hecho de que la crítica nacional la asumiera como conceptual-lírica, denominación que en realidad intenta resumir un extemporáneo apego a la realización meticulosa de las piezas, una predilección por la belleza, una sensibilidad particular expresada sin complejos ni culpa y que hace gala de una síntesis poco frecuente en el arte contemporáneo cubano de la década del 90 y los primeros años del 2000. Lo cierto es que, confesamente deudora de los preceptos dadaístas, Glenda León es, sobre todo, una artista del gesto.

Casi veinte años han transcurrido desde que la editorial Letras Cubanas publicara La condición performática[1], investigación que Glenda León realizó en 1999 como ejercicio académico de graduación en la Licenciatura en Historia del Arte (…). Dicha pesquisa presentó un acercamiento crítico a la obra de los artistas más activos en el contexto cubano de la época e introdujo nuevas nociones que posicionaban al objeto y al público en el centro del proceso creativo y artístico del performance… /y/ le permitieron acercarse a Galería DUPP[2] (…). Las que pudieran identificarse como pequeñas obsesiones que se presentan repetidamente en la obra de Glenda, quedaron delineadas en su investigación como una abierta intención de redimensionar el objeto para inscribirlo en coordenadas espacio-temporales específicas y una voluntad de otorgar al espectador la responsabilidad creativa de la generación de significados. (…)

Sus dibujos –con pelo o acústicos–, sus fotografías, sus partituras visuales, sus instalaciones y videos también contienen en su esencia tanto la performatividad objetual autónoma (aquella que contempla la existencia de algo material cuyo funcionamiento se presenta ya activado) como una performatividad receptiva (la cual implica un comportamiento específico del receptor)[3]. Son portadores además de ese desplazamiento dadaísta que transforma la función originaria del objeto, apelando a la seducción, a la belleza y al contexto en que se exhibe como suceso.

No obstante, estos mecanismos de conformación de la pieza permanecen ocultos, exquisitamente disimulados, al actuar fundamentalmente como herramientas de traducción de un mundo propio, un universo interior tan personal que requiere ser primero interpretado y luego, compartido. Quizás esa sea la causa de que Glenda León convierta los intersticios entre lo visible y lo invisible, el sonido y el silencio, lo efímero y lo eterno en objetos. (…)

[1] León, Glenda. La condición performática. Editorial Letras Cubanas. 2001. 77 páginas.

[2] Desde una pragmática pedagógica. Proyecto de carácter pedagógico dirigido por René Francisco Rodríguez en el Instituto Superior de Arte.

[3] León, Glenda. La condición performática. Editorial Letras Cubanas. 2001. 77 páginas.

Publicidad

  • Editor in Chief / Publisher

  • Executive Director

  • Executive Managing Editor

  • Art Director

  • Editorial Director / Editor

  • Design & Layout

  • Translation and English copyediting

  • Spanish copyediting

  • Commercial director & Public Relations / Cuba

  • Web Editor

Publicidad

Boletín de Noticias Art OnCuba

* Este campo es obligatorio