(…) Enclaustrada en sus lujuriosas cúpulas, la Facultad de Artes Visuales del Instituto Superior de Arte, ISA (también llamado desde 2010 Universidad de las Artes), contribuyó a la muestra central de la Duodécima Bienal de La Habana, como ya es costumbre desde la segunda edición (1986), en esta ocasión con una propuesta denominada Con lentes de contacto.
Este macro proyecto “artístico-pedagógico” fue planteado de forma esencialmente inclusiva, con un recorrido por temas, que iban desde identidad cultural hasta vida cotidiana o globalización. (…)
En sentido general, Con lentes de contacto supuso un engranaje inusual, inaprensible ante las herramientas que convencionalmente utiliza la crítica. Desde una perspectiva meramente curatorial, su estructura se pudo haber advertido confusa, dispersa entre las cúpulas y los muros de ladrillo. Pero el proyecto fue otra cosa. Más apropiado sería valorarlo como un sistema complejo, una ecuación enriquecida por sus preocupaciones formativas, por la influencia ejercida en los jóvenes, la responsabilidad para con ellos, la forma en que logró propiciar el acto creativo y, a la vez, conducirlo. Llegado a este punto, resultaría poco provechoso buscar una correspondencia plena con las pautas de la Bienal. La Universidad de las Artes asumió el evento a su forma: entre la idea, el arte, la pedagogía, lo cóncavo, lo convexo, el ISA, y la experiencia. Más allá de cualquier mega-exposición efímera, son iniciativas como Órbita y Casa nueva las que pueden marcar una diferencia, las que realmente cuentan con la potencialidad para convertir alumnos de egos hipertrofiados en artistas. A fin de cuentas, de eso se trata todo.