(…) Distante del legado árabe familiar y cultural que le acompañó en su niñez –cuyas coordenadas estéticas, como muchos sabemos, atraviesan la no figuración, una vigorosa caligrafía y vertientes disímiles de la abstracción en los países de esa región geográfica y cultural– la obra de Aisar Jalil se enmarca en contextos cercanos como Cuba y Latinoamérica pues al apreciar sus telas de pequeño, mediano y gran formato observamos numerosos componentes críticos y paródicos propios de esta zona del mundo. De su fijación con la historia, con la ciudad, con las difíciles circunstancias de nuestras adoloridas repúblicas, su pintura, y gran parte de su obra gráfica, afinca su reino en la realidad nuestra de cada día. Su discurso parte de referencias contextuales, de sus observaciones y análisis del día a día tanto en lo social como en lo político.
Le fascina todo aquello que le sorprende en su cotidianidad para traducirlo, representarlo, en un sinnúmero de figuras zoomorfas, humanoides. Aisar Jalil nos convoca a hurgar en el presente aun cuando sus figuras y personajes se corresponden con un mundo fantástico –caro a los maestros Francisco Toledo, Xul Solar, Roberto Matta– donde habitan hombres alados y con cuerpos de cabras, cerdos, pájaros, caballos y, por otro lado, cuerpos humanos con cabezas de animales en un intercambio del que han dado cuenta numerosos artistas y escritores desde la Edad Media hasta nuestros días. Pero atención: en ese espacio alucinante de la tela o el papel también asoman palmas, vegetación criolla, como alertándonos de una indudable ubicación geográfica, por lo que deducimos que tantos seres sobrenaturales se han transformado en esta Isla, han “mutado” a raíz de las innumerables vicisitudes que padecen.
(…) De esta propuesta ideoestética se nutren, posteriormente, las obras que conformaron las exposiciones La tempestad y la calma (La Habana / Montreal, 2009), Antes que anochezca (Nueva York, 2011), Eros (La Habana, 2014), y su más cercana Estado del tiempo (La Habana, 2015, como parte del conjunto de exposiciones colaterales a la 12 Bienal de La Habana), la que, según él mismo afirma, “… es una continuación de la línea de pensamiento que vengo desarrollando en mis trabajos más recientes (…) alrededor de la teoría de la selección natural de Charles Darwin (….) En mi creación es esencial la vieja dialéctica entre el individuo y sus circunstancias; su relación con las adversidades y fortunas que le rodean….” (…) Aisar Jalil vive en el medio de una tormenta individual y colectiva que traduce con fuerza en imágenes plenas de fábulas, metáforas e imaginería incontrolable.