A finales del año 2016 salió a la luz el libro El cartel cubano llama dos veces, de la investigadora y curadora cubana Sara Vega Miche, bajo el sello editorial La Palma, España, como parte de su Colección Cuba, al cuidado de Ignacio Rodríguez.
De gran formato y con 144 carteles reproducidos a toda página, más otros 56 reducidos, el lector y la lectora podrán apreciar una modesta parte de una de las expresiones más trascedentes de la visualidad contemporánea cubana la cual representó, según consideraciones de escritores y críticos tanto cubanos como extranjeros, la cara visible del arte cubano durante los años 60 y 70.
En esta ocasión, se ofrecen carteles no solo de los reconocidos autores de la llamada “época dorada” de los años 60 del pasado siglo (Antonio Fernández Reboiro, René Azcuy, Alfredo Rostgaard, Antonio Pérez Ñiko, Eduardo Muñoz Bachs, Julio Eloy, Rafael Morante) sino también de aquellos pertenecientes a recientes promociones de diseñadores cubanos como viva demostración de su continuidad y vitalidad, como modo de constatar el notable renacimiento e interés que sigue despertando la cartelística cubana en diversas latitudes.
Es importante señalar que el libro se ocupa solamente de los carteles realizados para filmes cubanos y no de la rica y amplia producción llevada a cabo por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). De haberse propuesto la autora y la editorial tal gigantesca tarea, hubiese sobrepasado sin dudas las 245 páginas que tiene el ejemplar que nos ocupa ahora.
(…) Dividido por décadas, el texto pasa revista a los cambios operados en los códigos y representaciones del cartel de cine cubano así como de sus fuentes nutricias a nivel mundial y, muy concienzudamente, de las peripecias y “milagros” llevados a cabo por aquellos diseñadores y serígrafos, para sortear la escasez de materiales apropiados y equipamiento necesario hasta entregar sus bocetos e imprimirlos luego en el taller de serigrafía del ICAIC, incluyendo los de las nuevas promociones de diseñadores en años recientes (Nelson Ponce, Raúl Valdés, Giselle Monzón, Michelle Mijares Hollands, Edel Rodriguez, Claudio Sotolongo, Idania del Río).
(….) El balance de esta zona de la historia gráfica nacional llevado a cabo por Sara Vega coloca al cartel de cine cubano en un justo lugar en la historia de la cultura cubana, a la par de la pintura, el dibujo, la escultura, el grabado, la fotografía, la instalación, el objeto. Su importancia le ha llevado a ser reconocido recientemente como Memoria Nacional en Cuba, un primer paso para alcanzar, quizás con toda probabilidad y sobrada justicia, la categoría Memoria del Mundo que otorga la UNESCO a aquellas realizaciones máximas en el terreno de la creación humana. (…)