(…) ¿Cómo llegó a ser Ramón Cernuda un coleccionista y promotor de arte cubano?
La primera obra la compramos en 1973. Desde esa época ya estuvimos coleccionando arte cubano. Influyeron también de alguna manera los quince años que pasé en la directiva del Museo Cubano de Arte y Cultura, que fue la primera institución aquí en Miami que presentó obras de artistas cubanos que residían en Cuba, lo que provocó una crítica y un ataque violentos contra mi esposa y contra mí, desde sectores intolerantes. (…)
El primer paso fue trabajar con la comunidad cubana en Miami. Fue el primer contacto, una relación natural. Lo otro no ha sido tan fácil, pero se ha podido hacer. A mí me parece importante que internacionalicemos el interés por el arte cubano, por su coleccionismo. (…)
Y teniendo en cuenta que aunque trabaja fundamentalmente arte histórico, también lo hace con muchos contemporáneos… ¿cómo accede al arte que se produce en Cuba hoy?
Lamentablemente no hemos podido hacer un mejor trabajo con el arte más contemporáneo, pero reconocemos que hay un talento extraordinario en las jóvenes generaciones. Vemos que en la Isla se presenta como problemática la situación de los talleres de artistas vendiendo obras. Cuando el artista se convierte en su propio comercializador, o lo hace de manera indirecta a través de su esposa o de otro familiar, cuando el artista de alguna manera se involucra en ese proceso, se convierte en un ente no lo suficientemente alejado del consumidor. La creación artística debe estar alejada del consumo y para eso debe haber un intermediario: un galerista, un representante real que haga la labor de marchante de arte. (…)
¿Cree que el arte cubano tiene suficiente reconocimiento a nivel internacional?
Creo que el público internacional sí conoce el arte cubano, y en particular lo relacionado con los modernistas del siglo xx. Estamos, con CernudaArte, ganando mucho terreno en ese sentido. Cada vez se pone más en evidencia la excelencia de nuestros vanguardistas, que integran ya colecciones al mismo nivel de pintores europeos, franceses, alemanes, norteamericanos…Y los contemporáneos que promovemos también son conocidos y tienen mucha aceptación. Lo que nos falta en el arte cubano es que las galerías hagan bien su trabajo. (…)